06/08/2019

NÉSTOR, DE LA RESIDENCIA DE SANTIAGO, SE RECIBIÓ DE INGENIERO

Estamos de celebración porque Néstor, de la ResidenciaUniversitaria de Santiago del Estero, acaba de rendir su último final para convertirse en Ingeniero Agrónomo.
 
Roxana, una de las coordinadoras del proyecto, nos envió algunas palabras que representan un sentimiento compartido…

 

“Néstor vive en una humilde casita en el medio del campo alejada de todo. Pidió una oportunidad para estudiar en la Universidad, porque él quería pero no podía. Ingresó a una Residencia Universitaria y en unos días se va a realizar su tesis de grado a España para recibirse de Ingeniero”

Podría sintetizarse así la historia de una película de superación, de esas que te hacen llorar y de las que al final decís: “Linda! Pero utópica”. Pero no es una película ni un relato. Es la historia de éste Néstor que nos conmueve, nos alienta, nos devuelve la esperanza.

Cada paso que Néstor dio, motivado por su deseo inquebrantable de superarse y de llegar a un objetivo que tenía muy claro, cambió la historia: la de él,  la de otros cientos de chicos que quieren estudiar pero ni se atreven a soñarlo, la de todos los que tuvimos el placer y el privilegio de acompañarlo.

Néstor hizo una “vaquita” para comprar el libro de un flaco de rastas que, parecía hacía cosas por los demás, con el objetivo de tener una excusa para acercarse y decirle: “En Santiago del Estero hay chicos que queremos estudiar en la Universidad y no podemos” y en ese primer paso decidido hacia su sueño, no sólo motivó el inicio de una primera Residencia en Santiago del Estero para él y sus compañeros que querían estudiar sino que nos hizo mirar por primera vez a todo un grupo de Argentinos para los que no bastaba sólo con su deseo de superación, porque no tenían ninguna posibilidad de concretarlo. Y Hoy casi 400 chicos están pudiendo estudiar en Residencias Universitarias en todo el país. Néstor no lo sabía, nosotros tampoco. Ese primer paso decidido no sólo le abrió una posibilidad a él, se la abrió a muchos.

Néstor comenzó a obtener alguna beca y un día, cuando le dijimos que uno de sus hermanos podía entrar en la Residencia nos contestó: “Ustedes ya me ayudaron a mí, ahora somos nosotros (por otro de sus hermanos) los que tenemos que esforzarnos y juntar para que mis otros hermanos puedan estudiar y ustedes puedan ayudar a otras familias”. En otro de sus pasos, decididos, le abría la posibilidad a sus hermanos y a otros chicos de Santiago para que dispusieran del lugar.

Néstor se decidió a concursar como ayudante de cátedra. Y ganó. Y comenzó a trabajar y comenzó a soñar entonces con la posibilidad de la beca que daba la Universidad para hacer la ´tesis fuera del país. Y entonces concursó para otra beca, esta vez de investigación. Y en algún momento nos sorprendió cuando en una entrevista nos preguntó acerca de estudiar inglés , porque cada paso que daba, le permitía soñar cada vez más alto.

Néstor, que muchas veces usó sus espacios de entrevistas para decirnos, sin pelos en la lengua, lo que él consideraba que estaba mal en las Residencias, porque de a poco, Néstor fue un voluntario más y una pieza clave para ir creciendo en el proyecto.

Néstor, que en la inauguración de la Residencia en Córdoba, andaba avergonzado y sorprendido porque los chicos cordobeses que ingresaban le pedían a él que les firme el libro de Manuel, porque en su enfoque inamovible en su estudio, nunca registró que aquella osadía de haber pedido una oportunidad para estudiar, le había abierto la posibilidad a muchos otros jóvenes que lo miraban con admiración.

Néstor, que te batía un bizcochuelo si consideraba que estabas trabajando mucho o se hacía un rato para cocinarte unas empanadas santiagueñas porque habías ido hasta allí a trabajar.

Néstor, nuestro querido Néstor, nuestro admirado Néstor, hoy rindió su última materia y se va a España… y a nosotros nos estalla el pecho de orgullo, de emoción, de esperanza.

Ésta no es una historia con final feliz y utópico, es la historia real de Néstor. Qué pasito a pasito, cambió su historia y la de tantos. Néstor sólo necesitaba una oportunidad, y quién estuviera dispuesto a darla. Y él le puso esfuerzo, y enfoque y corazón. Y dio cada paso hacia su superación.

Néstor, que nos obligó a pensar en cuántos hay a la espera de una chance. Néstor que nos llena de esperanza y que nos confirma que vale la pena seguir apostando por utopías.

 

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